Con la llegada del coronavirus a nuestras vidas nos hemos visto en la necesidad de limpiar y desinfectar todo. Tanto que hasta comenzamos a quitar la piel de las frutas por miedo. Y eso es un gran error por lo que habría que volver a comer las frutas enteras.

La única e importantísima razón para tomar las frutas con piel es el valor nutricional. Es decir, una enorme cantidad de nutrientes, vitaminas, minerales y antioxidantes de la fruta están precisamente en la piel. Por ello, al pelarlas, se pierde todo ese beneficio. Y, aunque la fruta pelada sigue teniendo bastantes nutrientes, los de la piel se echan a perder.

Si nos imaginamos la fruta como una pirámide en la que la mayor parte de los nutrientes están en la base y van a menos según se va ascendiendo, la piel de la fruta sería el equivalente a la base, justo donde más nutrientes hay, mientras que la semilla equivaldría a la punta, donde hay muy pocos. Estudios recientes valoran que una manzana tiene casi tres veces más nutrientes si se toma con piel.

Y no sólo se puede tomar la piel de frutas como manzana, pera o melocotón, si no que también son ricas en propiedades las peladuras de naranja, mandarina, plátano o melón. Eso sí, en estos casos puede ser más recomendable tomarlas licuadas con zumos.

Lavar bien la fruta

Lo que sí hay que tener en cuenta a la hora de comer la fruta entera es lavarla. Tanto si no es ecológica, para eliminar cualquier posible resto de pesticidas, como si lo es, con el fin de quitar cualquier germen o impureza que pudiera tener la piel.