Todos conocemos la soja. Se trata de un cereal milenario en la cocina tradicional oriental que, poco a poco, se ha ganado un hueco en la gastronomía mundial gracias a sus enormes propiedades.
La soja contiene todos los aminoácidos esenciales, es rica en proteínas, vitaminas, minerales y fitoestrógenos. Todo ello hace que, además, sea básica en la alimentación de los veganos.
Pero en Oriente, además, son expertos en fermentar la soja, lo que ha dado lugar a una gran cantidad de alimentos con una base similar pero diferentes.
Además de tomarse como bebida, yogur o como una legumbre similar a las lentejas, os vamos a explicar estas otras formas de consumir soja.
Miso
Es una pasta de soja fermentada con el hongo koji y sal. Existen diferentes variedades: el shiro miso (blanco) es más dulce, se fermenta durante unos dos meses y lleva soja y arroz; el aka miso (rojo) tiene un sabor más intenso, se fermenta durante un año y lleva también soja y arroz; el hatcho miso sólo lleva soja y es más denso, oscuro y de sabor más intenso.
Tamari
La salsa tamari es una salsa de soja, pero no una cualquiera ya que procede del miso. Cuando éste se deja envejecer en barriles hasta que se convierte en una masa, el líquido sobrante es la salsa tamari.
Tempeh
Es soja fermentada con el hongo rhizopus ogliosporus. Habitualmente se presenta en forma de pastel.
Tofu.
Se le conoce también como queso de soja y se presenta en un bloque. Se prepara mediante la coagulación de la bebida de soja y su prensado para separar la parte líquida de la sólida en un proceso similar al de hacer queso con la leche.