Según la Organización Mundial de la Salud los probióticos son “microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del que se los toma”. En el cuerpo, sobre todo en el intestino, ya los tenemos en lo que se conoce como microbiota o flora intestinal.

Son tan beneficiosos para nuestra salud que es muy importante mantener unos niveles óptimos de esos microorganismos y, por ello, ingerirlos en la dieta es altamente recomendable.

Alimentos ricos en probióticos

¿Dónde encontramos probióticos? La respuesta rápida es: en alimentos fermentados. También en complementos alimenticios. Pero, primero vamos a empezar por la alimentación y os vamos a contar varios que son fáciles de encontrar y sencillos de tomar.

Uno de los más conocidos es el kéfir. También conocido como yogur búlgaro, es de origen caucásico y está compuesto por leche fermentada. El miso es otra interesante opción. Es una pasta hecha con semillas de soja y sal fermentadas con el hongo koji. Una forma muy cómoda y sabrosa de tomarlo es añadiéndolo a salsas o sopas.

Las semillas de soja fermentada también dan lugar al tempeh que, en este caso, se presenta en una forma similar al pastel. Pese a su apariencia se puede tomar fileteado, como albóndigas, en ensaladas o incluso en salsas.

Del centro de Europa llegó el chucrut, que es col fermentada en agua con sal. Rico en probióticos y en vitamina C, se usa mucho como acompañamiento o en ensaladas.

Por último, si se fermenta la harina y el agua tenemos la masa madre, ideal para hacer todo tipo de panes y repostería ricos en probióticos.

Bebidas fermentadas

Aunque el kéfir más conocido es el de leche, existe otro modo de hacerlo que es un cultivo de levaduras y lactobacilos en agua con azúcar, recomendable azúcar morena. El resultado es una bebida refrescante y muy nutritiva.

De un tiempo a esta parte también se puso muy de moda el kombucha. Una combinación de té negro y té verde fermentado rico en probióticos que se ha convertido en un refresco sano y nutritivo.

Probióticos en complementos

Si no se puede encontrar ninguna de estas opciones, los probióticos se encuentran también en diversos complementos alimenticios enfocados a mejorar la flora intestinal o a solucionar diversas patologías.

En Saludavida disponemos de la gama Pro + de Integralia. En concreto tenemos Pro + equinácea que, además de los probióticos contiene equinácea, astrágalo y Vitamina C, ideal para fortalecer el sistema inmunitario, y Pro + gimnema, con gimnema y cromo, indicado para mantener un nivel adecuado de los niveles de glucosa en sangre. Asimismo, tenemos otro tipo de probióticos encapsulados como el Simbioline Megaflora, Cistifémina que, además de los probióticos lleva cranberry y D-Manosa, y el carbón activado con probióticos.

Tipos y beneficios

Existen diferentes tipos de probióticos según sea su origen. Están los de origen bacteriano, como los lactobacilus y las bifidobacterias, y las levaduras, como las saccharomyces. Y dentro de ellos hay diferentes cepas.

Es por ello por lo que no todos los probióticos tienen los mismos beneficios y hay que identificar la cepa adecuada para el problema que se quiera tratar o el sistema que se quiera reforzar.

Las bifidobacterias se alojan en el intestino por lo que están indicadas para regular el transito intestinal, prevenir y combatir enfermedades intestinales y atacar a las bacterias ‘malas’ que puedan estar presentes en ese órgano.   

Los lactobacilus se encuentran en el sistema digestivo y el sistema urinario y genital. En su caso ayudan a mejorar la digestión, a combatir la acidez, a descomponer los alimentos y absorber todos los nutrientes y a evitar la proliferación de bacterias en el aparato genital femenino.

Las Saccharomyces, la boulardii es de las más conocidas, están en el intestino y, al ser resistentes a los antibióticos, son muy efectivas para tratar las diarreas, refuerzan la barrera intestinal y modulan el sistema inmune.